Razón de

Y ando por ahi salmondiando sus delicadeses, y hago una bufanda tan larga como mis noches insomnes recorriendo descalza los castillos incendiados de la ausencia. Persigo a la que se va lejos buscando lo que soy y que está tan lejos de mi. Recorro largas distancias durante el sueño para despertar dentro de otro sueño donde todavía no comenzé a partir, donde todo está por hacer y todo ya está hecho, por no decir deshecho, por no hablar de los gritos hirientes que profieren cada una de mis partes caídas en medio de ese camino del que todos hablan pero que nadie nunca pisó, y yo por él me arrastro, y yo me arrastro por él.
Y todo para qué, escribir tanto para qué, tanta búsqueda para qué, con que fin tanta lástima y tanta alegría, cuál es el muro definitivo, la verdadera calle sin salida, el último descanzo.
Me lo dijo mientras dormía, si mal no recuerdo había tres pozos y en cada uno un ángel, esa era toda mi infantil conciencia, o en realidad el pozo era uno, y adentro estaba yo, esa otra que llevaba mi cara y mi nombre.

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