Yo hago de mis días un constante cultivo de mi esfera artística.
El, por su parte, adora precipitarse en carrera a darse de lleno contra la pared, y juega con ella a ver quien tiene la cabeza más dura.
Sucede a veces un vaciamiento total de la capacidad de concluir acerca de algo, y todo esbozo se esfuma cual velocidad infinita en el seno del primordial caos.
ESTOY diciendo algo, la forma es cómo.
Y ante la imposibilidad de reconstruir esa historia que me estuvo haciendo reir tanto, se me caen algunas de esas lágrimas figurativas. Se me caen las ganas de seguir explicando.
-NO ME ALCANZAN LAS FUERZAS PARA APLAUDIRTE
-¿Tenés tijera?
-No, pero tengo un frío terrible ¿te sirve de algo?
-De nada.
Que siga hablando no significa que siga hablando. Que la botamanga se arrastre, caida de un lado.
Que el tren llegue a una hora justa. En fin, qué más terrible que eso.