Mis venas trazan sobre mi piel el laberinto azul en el que se pierden mis fantasmas.

En las huellas que cada ingenuidad deja, dibujo el deseo de repetirla en infinidad de variaciones.

Mientras ella, con su arrogancia recién lustrada, dice de lo que no es, y sobre como siempre hay algo, acá, que todavía no existe.

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