Hablo de la muerte como si fuera mi madre
(y en definitiva) a su vez
digo no, porque me gusta la sílaba
pero después
de noches blancas como ésta
el día nace
pero no
el día aborta
pero no
y hay en la punta del mástil
una negrita sonriendo
y más arriba
un ángel le mastica el sueño
y mas allá
llueve café sobre los rostros puros
tal que la vida es un cigarro
que se va consumiendo
arena en una caja
tal que el alma sea de arena
y la caja sea de caja
y que las fotos se callen
y que el hambre muera
como murió mi madre
mi madre-tierra
mi madre-muerte
mi madre en la muerte
la muerte en la tierra
y el miedo fue entonces
otra palabra
que nos gustaba regalar
recortar
y pegar
en cuadernos a lunares
y dejarla en un beso
para verla llover
y extinguirse
como si fuera eso
una palabra
un dibujo mojado
de un desayuno entre peces.

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