mientras JAquéquicamente sonreíamos
al vacío mas coqueto
del árbol se cayó otro árbol
todo florecido de mundos
y la tarde no salió de un cuento
ni el cuento salió de la tarde
de abajo de la alfombra las arañas a gritos
soplaban ese viento que nos tropezaba
en los talones sin medias
a medias sorprendidos por el silbido
de las arañas amarillas
y vos, shhhhhh....
te miro a los ojos para decirte
que tenés un demonio en la mejilla
quieto, despertemos
ya es invierno y se abrió el día.
2 comentarios:
Qué ganas de que me caiga un mundo!
Asi como esa tortuga que tenia uno en la mochila...
Como se llamaba?
ah si... olvido.
cubrir la tarde de densos velos de poesía.
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